¿Por qué la pizza napolitana es Patrimonio de la UNESCO?

Luego de varios años, la ONU reconoce a la pizza napolitana como un patrimonio intangible de la humanidad, que no solo alimenta sino que también es un arte hecho de canciones, gestos y jerga local.

Ser un verdadero “pizzaiolo” es ahora un arte. De esta forma la Unesco reconoce que este viejo oficio de la ciudad de Nápoles es un patrimonio inmaterial de la humanidad, que no sólo tiene como resultado la elaboración de una pizza, sino que conlleva toda una tradición cultural a su alrededor.

Para la Unesco “El know-how culinario ligado a la producción de la pizza, que comprende gestos, canciones, expresiones visuales, jerga local, capacidad de manejar la masa de la pizza, exhibirse y compartir, es un indiscutible patrimonio cultural”, explicaron en un comunicado.

Nacida en los barrios pobres de Nápoles, el oficio de “pizzaiolo” es hoy una de las tradiciones culturales más importantes de la comunidad, y para muchos jóvenes, convertirse en “pizzaiolo” representa un modo para evitar la marginalidad social.

Y es que no sólo es necesario saber amasar y preparar el empaste, sino moverse con destreza cuando se la prepara, saber hacerla girar por el aire mientras se baila y se habla con los comensales que miran con ojos atónitos. La atmósfera que se mueve alrededor de la preparación de este producto típico de la dieta mediterránea encierra un sinnúmero de secretos, historias e información pasada de generación en generación.

Cuando la noticia se dio a conocer, en todo Nápoles festejaron a lo grande, regalando pizzas a los turistas y locales y gritando como cuando Maradona los hizo campeón por primera vez allá por el año 1987.

Este jueves se festejará de forma oficial con pizza gratis en el centro de Nápoles junto a un centenar de “pizzaiolos” locales, que mostrarán al mundo porqué ameritaban este reconocimiento.

Un hito histórico

En la Torre del Bosque Real de Capodimonte, está todavía activo el horno donde fue cocinada la primera pizza margarita del mundo. En ese verano de 1889, el “pizzaiolo” Raffaele Esposito de la pizzería Brandi, preparó algunas pizzas para a reina Margarita de Savoia. Entre varias opciones que se le ofrecieron, la reina eligió la que llevaba mozzarella, albahaca y tomate, en cuyo honor, se la llamó Margarita. Así, comenzó el camino de la pizza fuera de Nápoles, convirtiéndola en una de las comidas populares más consumidas del mundo entero.